* Sobre textos del Prof. Dr. Hugo Córdova Quero y la Prof. Diana Rocco Tedesco
Priscila y Maximila – Mujeres que incomodan
Priscila y Maximila fueron profetizas y líderes del movimiento Montanista (Ver Entrada anterior) en el siglo II. Se les atribuyeron visiones y revelaciones divinas, sin embargo, sus enseñanzas y su papel fueron fuertemente rechazados por la iglesia ortodoxa, al punto de considerarlas herejes.
La influencia de estas dos mujeres parece haber sido notable en la estructura de la Iglesia primitiva, aun cuando lo que podemos saber de ellas nos llega a través de las expresiones de sus detractores y condenadores. El Montanismo era un movimiento que mostraba un abundante liderazgo de mujeres y en su carácter carismático y horizontal, desafiaba la rigidez de las estructuras de poder e incomodaba a la enseñanza de la iglesia desafiando la autoridad masculina.
En las palabras de Eusebio, obispo de Césarea se evidencian numerosos detalles que revelan hasta qué punto estas cuestiones eran consideradas de peligro para sostener el control de la fe y también la minimización de Priscila y Maximila como “inducidas”, o “imbuidas por un espíritu falso”, por obra de Montano.
"Un convertido reciente, llamado Montano, debido a su inagotable deseo de liderazgo, le dio oportunidad al adversario en su contra. Y se puso de su lado, y estando repentinamente en una especie de frenesí y éxtasis, deliró y comenzó a musitar y decir cosas extrañas, profetizando de manera contraria a la costumbre constante de la iglesia transmitida desde el comienzo por la tradición. Algunos de los que escucharon sus declaraciones espúreas al tiempo que estaban indignados, y lo reprendían como a alguien que estaba poseído, y que estaba bajo el control de un demonio, y que era guiado por un espíritu engañoso, y estaba desviando a la multitud, y le prohibieron hablar, recordando la distinción hecha por el Señor y su advertencia de guardarse vigilantes contra la venida de falsos profetas. Pero otros imaginándose poseídos del Espíritu Santo y de un don profético, se exaltaron y se engrieron no poco; y olvidando la distinción del Señor, desafiaron al espíritu loco, insidioso y seductor, y fueron engañados y seducidos por él. Como consecuencia de esto, el ya no pudo ser mantenido bajo control, como para mantenerlo en silencio... Y él además entusiasmó a dos mujeres y las llenó con el espíritu falso, de modo que ellas hablaron salvaje, irracional y extrañamente, como Montano mismo."
Los escritos y enseñanzas de Priscila y Maximila, como líderes del montanismo, fueron en gran parte perdidos o destruidos por la iglesia ortodoxa, que los consideraba heréticos. La iglesia ortodoxa intentó eliminar cualquier rastro de las enseñanzas montanistas, considerándolas una amenaza para su autoridad y doctrina. Sin embargo, algunos fragmentos de sus escritos y enseñanzas han sobrevivido a través de las críticas y refutaciones de los escritores eclesiásticos ortodoxos, como Epifanio de Salamina y Eusebio de Cesárea. Estos escritores citaron y criticaron las enseñanzas de Priscila y Maximila para refutarlas y demostrar su supuesta herejía.
Además, algunos historiadores y estudiosos modernos han intentado reconstruir las enseñanzas y escritos de Priscila y Maximila a partir de estas fuentes indirectas, aunque con limitaciones.
Hipólito, Escritor eclesiástico del siglo III dice en su “Refutatio” 8:18-19 «Otros, sectarios por naturaleza y frigios de nacionalidad se han dejado sorprender y engañar por unas mujercitas llamadas Priscila y Maximila a las que consideran profetisas. Dicen que el Espíritu Paráclito ha venido a habitar en ellas. Antes de estas mujeres, hubo también un cierto Montano al que glorifican asimismo como profeta. Los frigios se han extraviado a causa de los innumerables libros de estos profetas. Sin someter sus habladurías al criterio de la razón, sin escuchar a los que son capaces de juzgar en esta materia, otorgan a esta gente una fe ciega, proclamando que han aprendido más de ellos que de la Ley, los profetas y los evangelios. Colocan a estas mujercitas por encima de los apóstoles y de cualquier don espiritual; algunos de entre ellos incluso osan decir que ha habido en estas mujeres algo más grande que Cristo. Los frigios están de acuerdo con la Iglesia en el reconocimiento de Dios como Padre del universo y creador de todas las cosas, y en el hecho de admitir todos los testimonios del evangelio sobre Cristo. Sus innovaciones se refieren a los ayunos, a las fiestas, al uso de alimentos secos y de raíces; preceptos nuevos que, según dicen los frigios, han sido dados por estas mujeres».
Epifanio también afirmaba que Priscila y Maximila habían sido influenciadas por el gnosticismo y el paganismo, y que su movimiento era una amenaza para la unidad y la ortodoxia de la iglesia.
Como sea, el movimiento de tipo carismático y el modelo horizontal de comunidad, liderada por mujeres parecían generar una gran incomodidad al cristianismo ávido de una enseñanza única y de una estructura jerarquizada que garantice el control masculino, deseoso de vincularse con el Imperio.
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